Para realizar esta nueva
entrada en el blog, relacionada con el temario del tema 1, vamos a tomar como referencia
a una persona que por su innovación se ha convertido en un gurú de la educación
en nuestra época. Hablamos de Richard Gerver, docente que empezó su
carrera en la enseñanza en 1992, y en el programa Redes de la 2 titulado Crear
hoy las escuelas de mañana nos da su propia visión de la enseñanza hoy.
Las redes sociales e
internet forman parte del día a día de los alumnos, pero la mayoría de los
profesores no utilizan dichos recursos, siguen anclados en el pasado. Y
mientras tanto, los niños establecen vínculos mediante internet, y resuelven
sus deberes ayudándose de ésta herramienta, sin tener nada que ver esta forma
de hacer la tarea con la forma de llevarla a cabo hace unos años en un tiempo
no tan remoto.
“Creo que los jóvenes de hoy
se sienten más desconectados de la sociedad, y creo que esto sucede porque la
cultura y el mundo han cambiado muchísimo en una sola generación”, dice Gerver.
“Esto ha abierto una brecha generacional bastante grande entre la juventud de
hoy y los ciudadanos adultos”. El reto es cerrar esta brecha y potenciar las
capacidades que tienen nuestros alumnos para que vean que pueden ocupar un
lugar significativo en la sociedad, volviéndose personas activas en la misma.
En este video, también se
nos habla de la pasión en los maestros, la cual no debe perderse pese a que
muchas veces la rigidez del sistema educativo lleve a ello. Así, si los
profesores sienten esa pasión por enseñar, los niños la compartirán con ellos la
pasión por aprender.
A continuación os dejamos
una entrevista realizada por Rosa Jiménez Cano en El país del 30 de abril de 2012 bajo el nombre “Es absurdo llenar las aulas de ordenadores”. Os aconsejamos la
lectura de la misma, al igual que ver el video situado en esta entrada.
Pregunta: ¿Es tan importante la
tecnología para los estudiantes?
Respuesta: Bastante porque está en su
ocio, su hogar... Está en su rutina diaria, así que tendría que ser parte de su
aprendizaje. Hay un matiz que no se debe olvidar, los niños no solo aprenden en
la escuela. El aprendizaje informal se da a través de la tecnología, para que
la parte formal tenga credibilidad no puede dejar de lado la tecnología.
P. ¿Qué papel juega el
profesor en este nuevo entorno?
R. Deben asumir que la era en
que el profesor era el experto que sabía todo ya pasó. Eso ya es imposible en
nuestro mundo. Para muchos educadores esto es un reto pero para otros es una
pérdida de confianza. Hay que entender que el paradigma ha cambiado. Los profesores
nos tenemos que ver como facilitadores, como expertos en ayudar a los jóvenes a
entender conceptos complejos, de manera profesional, pero asumir que ahora
adquieren conocimientos de muchas maneras. La clave está en hacer ver a alumnos
que lo aprenden a través de la tecnología tiene un uso en la vida diaria, que
sirve para su evolución. Los profesores han pasado de ser los que les dan
conocimientos a los que les dan capacidad para aprender por sí mismos.
P. ¿Y cree que su propuesta se
puede aplicar con los recortes del Gobierno?
R. Creo que sí. La
transformación de la educación no requiere de una gran inversión. Estamos ante
una transformación humana. El cambio está en conseguir atraer a los jóvenes a
través de la emoción y la creatividad, usando la imaginación. Eso no cuesta
dinero. Cuando se habla de nuevas tecnologías siempre nos quedamos en llenar
las clases de ordenadores, pero es absurdo. En sus casas ya tienen aparatos más
avanzados. La inversión debe estar en la forma en que se usa la tecnología,
sobre todo en el software y en material online, que es mucho más barato que
comprar aparatos que se quedan obsoletos.
P. ¿Quién debe proyectar ese
software? ¿Las escuelas? ¿El gobierno?
R. El gobierno, no. Los
profesores, que siempre tienen soluciones fantásticas para el día a día. Hay
que devolver el valor del educador. Hay que promover La colaboración entre los
desarrolladores de aplicaciones y los profesores, que son los que saben cómo
exponer conceptos, razonar...
R. Yo también me hago esa
pregunta. Al igual que los periódicos, siempre tendrán un sitio, pero su futuro
se lo están jugando ahora, en la forma que tienen de gestionar la llegada de
las nuevas tecnologías. Los diarios deben mantener su calidad, su valor
periodístico, pero hay que entender que ya no vale con dar una fotografía
estática, sino que hay que añadir pequeños vídeos, una pequeña entrevista con
el político que sea, un gráfico interactivo, la posibilidad de conversar con el
redactor. El libro siempre tendrá su sitio, como objeto especial, es increíble,
con su olor, tacto, estética... Sin embargo, la editoriales deben entender que
su futuro está en subrayar la importancia de la experiencia de uso. Su futuro
está en mezclar ambos formatos.
P. En los últimos días se ha
destacado la aplicación Khan
Academy para iPad, ¿le parece un buen ejemplo?
R. Sin duda. Ha demostrado que
para enseñar hay que saber llegar a los alumnos. Si se accede a ellos desde una
posición cercana, que entienden, todo fluye. Lo más importante de esa
aplicación es que es profunda, pero los alumnos tienen la sensación de tener el
control.
R. Lo creo firmemente. Una de
las críticas que se hace a los chavales es que carecen de resilencia (capacidad
de superación), que se frustran rápido... No es cierto. En un videojuego se
demuestra. Les matan y vuelven una vez al mismo punto y tratan de superarse, de
resolver un problema. Si sacamos lo positivo de ese mundo para el aprendizaje
habremos ganado mucho. Me parece cobarde decir que los videojuegos son malos y
mirar para otro lado. Son una herramienta muy poderosa: sirven para aprender a
colaborar, trabajar en equipo, resolver problemas...
P. ¿Y cómo recomendaría
usarlos?
R. De una manera
especial, porque lo que se vive, lo que se hace en primera persona, se recuerda
mejor. Hay que encontrar el punto de conexión que una el entretenimiento con el
conocimiento.
P. ¿Desaparecerán las
pizarras?
R. Mi vaticinio es que
cambiarán. El problema es que el equipamiento no cambia el sistema. Nos han
llenado las clases con pizarras interactivas, muy bien, esperaban que eso
hiciera el cambio, pero se han usado igual que las de tiza. Hay que cambiar la
mente del profesor y entonces sí cambiarán los libros, la escritura...
P. En su propuesta, ¿cómo
encajan los exámenes y las notas?
R. Volvamos al principio,
cambiemos el enfoque. El problema es que tanto en Reino Unido como en España
nos empeñamos en reinventar el sistema con el mismo final. Nadie se plantea que
quizá el camino ya no debe llevar al mismo destino. Hace falta un nuevo camino
educativo. El problema está en que los políticos se empeñan en llevarnos una y
otra vez al mismo final. No necesitamos los mismos exámenes, ojo, no digo que
no hagan falta, digo que no de esta manera. El mundo ha cambiado y las
oportunidades que ofrece también. En España, por ejemplo, la tasa de desempleo
juvenil es alarmante. Eso indica que hay algo mal en el sistema, no solo en la
economía. Hay que enseñar a los alumnos a ser más flexibles, a crear sus
propios trabajos, montar sus empresas, saber dar un servicio y menos a que
terminen unos estudios y esperen que los contraten. Los profesores tenemos que
enseñarles a ver huecos en el mercado para los que ellos creen un producto o un
servicio. Así sí se genera riqueza.
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